Crecer rápido y ser auotosuficiente. Con estas dos ideas se diseñó la ciudad china de Shenzhen, ubicada en el delta del río de las Perlas, cerca de Hong Kong. Con solo 39 años de vida, esta ciudad china proyecta edificios que sean capaces de producir energía, almacenarla y compartirla utilizando la tecnología blockchain.
Parte de ese desarrollo estará en manos de del equipo del arquitecto español Vicente Guallart, cuyo estudio (Guallart Architects) ha ganado un concurso para diseñar una porción de futuro. Ahora deberá aunar las nuevas tecnologías con los diseños arquitectónicos más vanguardistas para generar un centro urbano autosuficiente centrado en el respeto al medioambiente y a la vida.
Los espacios naturales deberán fusionarse con la actividad económica de una urbe financiera del tamaño de Shenzhen, que actualmente tiene 12 millones de habitantes. El crecimiento sigue el ritmo de las nuevas líneas de transporte.
Un proyecto de dimensiones faraónicas
“El lugar donde se desarrollará el proyecto había quedado obsoleto, pero tenía buena conectividad. Shenzhen mide unos 40 kilómetros de lado a lado y es la sede de empresas como Huawei, ZTE, One Plus, Hasee… Tiene una gran capacidad de atracción”, explica Guallart en las diferentes declaraciones a los medios.
El proyecto comenzará a tomar forma en 2020, pero ya se han empezado a distribuir imágenes en 3D. En ellas se puede apreciar la unión de hormigón y naturaleza, tal y como ha quedado reflejado en el libro “La ciudad autosuficiente«.
Desde el punto de vista de Guallart, uno de los elementos centrales de las nuevas ciudades “es hacer que los edificios produzcan energía, la almacenen, la compartan con sus vecinos, la empleen en sus vehículos o la vendan a la red. Es lo que propone Tesla con tejas solares y baterías”.
¿Cómo va a conseguirlo? Pues aplicando la tecnología blockchain. En este sentido, explica que su proyecto “será como un YouTube de la energía”. “Ahora, los edificios consumen la energía que otros producen. El gran reto es que empiecen a producirla ellos mismos. Será muy útil, también, para acabar con la pobreza energética”, señala.
Más elementos naturales y menos tráfico
Uno de los edificios estrella de esta reurbanización será una especie de montaña de madera de 200 metros de altura, con capacidad para albergar un hotel y un centro de convenciones para 5.000 personas. También habrá sitio para parques con zonas verdes, áreas deportivas e incluso espacios destinados a la agricultura ecológica.
¿Y el tráfico? ¿Cómo se va a gestionar el problema que generan los miles de vehículos que cada día recorren la ciudad? No desaparecerá, pero sí se ocultará bajo tierra.
En total serán 2 millones de metros cuadrados en los que las nuevas tecnologías urbanas estarán al servicio de los ciudadanos, con minibuses sin conductor, un sistema de reciclaje de agua, energía distribuida, WiFi público y una red de recogida de residuos.