Si la tecnología blockchain y sus desarrollos fueran un océano, las criptodivisas y las ICOs serían las olas y la espuma; son la parte visible, pero no dejan de ser la superficie de algo mucho más amplio y profundo. Y, algunas veces, las olas pueden ser traicioneras y jugarnos una mala pasada. Se entiende la metáfora, ¿no?
En el frenesí de la inversión especulativa en criptomonedas que hemos conocido en los últimos dos años hay de todo; plazas de intercambio y corretaje que cumplen con todos los requisitos legales para funcionar y otras de más dudosa credibilidad. Es lo que advierte el reciente informe de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (puedes consultar aquí la lista de sospechosos).
La popularidad de las criptodivisas ha hecho de este mundillo terreno abonado para la especulación desaforada, y en ese río revuelto algunos buscan su ganancia ignorando los mecanismos mínimos de seguridad y transparencia para el inversor. Las ICO (Inicial Coin Offering), la herramienta de capitalización de bienes tokenizados, también se miran con suspicacias desde el organismo de control español. No sería el primer caso de una ICO fraudulenta.
Hay de todo, como en botica
La noticia aparecía en los medios hace unos días: 14 entidades están bajo la lupa de las instituciones de control financiero españolas, europeas e internacionales. La ausencia de legislación específica hace que algunos criterios (las normas de custodia y registro, la prevención del blanqueo de capital, la transparencia en las comisiones y en la gestión de posibles conflictos de intereses) queden en entredicho.
En cuanto a las ICO, España no ha dado luz verde a ninguna de estas ofertas de capitalización ante la ausencia de una empresa autorizada que supervise el proceso. La ICO puede ser una excelente herramienta de capitalización para un proyecto tokenizado, siempre y cuando se plantee con seriedad y ofrezca todas las garantías mínimas de seguridad a los inversores.
Las cadenas de bloques ofrecen eficaces soluciones a modelos de negocio muy variados y de cualquier calibre, y los usos fraudulentos de la misma no deberían empañar una tecnología que ya está dando grandes resultados a grandes y pequeñas empresas de todo el mundo. Sería una pena que la turbulencia de algunas olas no nos dejase apreciar la grandeza del mar.