Cuando te encuentras alguna porquería tirada por el suelo de tu calle (y no te digo nada si hablamos de una lavadora en una playa), ¿no te entran ganas de sujetarlo con dos dedos, menearlo en alto y decir con indignación: “a ver, de quién es esto”? Nos pasa a todos.
Por eso, la iniciativa de Heura Gestión Ambiental y de SigneBlock para hacer que el tratamiento de residuos sea de una vez por todas funcional y riguroso no puede parecer mal a (casi) nadie. Como dice José Guaita (CEO de Heura) y leemos en Cointelegraph, los que “lo hacen bien” tienen mucho que ganar con la implementación de este tipo de soluciones.
Así, ética ambiental, responsabilidad corporativa, trazabilidad y transparencia son las piezas clave en este proyecto basado en la tecnología de las cadenas de bloques, que muestra una vez más sus excelencias para saber de dónde proviene un producto determinado y dónde está en cada momento.
La recuperación y reciclado de residuos, más sencilla y certera
De forma muy resumida, podemos explicar este proyecto diciendo que nos pondrá muy fácil seguir la pista de los residuos, es decir, identificarlos, conocer sus características y geolocalizarlos.
Cabe recordar que los fabricantes, envasadores y distribuidores tienen una gran responsabilidad en cuanto a la gestión de sus residuos se refiere, y los objetivos europeos de economía circular para la próxima década son muy exigentes en ese sentido.
Hoy en día no todos los agentes implicados se toman su responsabilidad con la misma seriedad. La tecnología blockchain permite realizar fácilmente un seguimiento que resultará clave en ese sentido para saber quién ha fabricado quién, con qué productos y dónde ha ido a parar.
Lo que para SigneBlock, especialistas en certificación digital, procesos de auditoría automatizados y ciberseguridad, es un uso más de la blockchain, para la casa valenciana Heura puede cambiar las reglas del juego, abriendo nuevos marcos de creación de riqueza basados en la recuperación y reciclaje de residuos de forma honesta y competente.
Así que a lo mejor dentro de una temporada, cuando te encuentres un colchón tirado en medio de la nada, podrás escanear un código QR de su etiqueta (o algo parecido) y saber en cuestión de segundos quién lo fabricó, quién lo vendió y, con un poco de suerte, quién lo compró. Quizás, hasta cómo ha ido a parar allí. Y actuar en consecuencia.