Votar por internet no es, a estas alturas, ninguna novedad. Varios países ya lo han hecho posible, aunque las dudas siguen siendo muchas. Sí lo es, sin embargo, votar mediante un sistema telemático apoyado en la tecnología blockchain. Sin un servidor central o recuentos manipulables. El e-voting 3.0 ya está aquí.
Es lo que han estado haciendo en Zug, una pequeña ciudad suiza que ha sabido reciclarse, entre el 25 de junio y el 2 de julio, según contaba la Agencia Suiza de Noticias. Enclavada en el llamado Crypto Valley (por la abierta actitud y legislación hacia las criptomonedas, ICOs y demás de la región), no se podría haber escogido mejor lugar para estas pruebas técnicas, que se han desarrollado satisfactoriamente.
La votación en sí tenía que ver con algunas consultas municipales no vinculantes y de poca importancia. Se realizó a través de una aplicación que requería un registro previo y podían votar aquellas personas con eID, el certificado de identidad digital suizo que arrancó su andadura el invierno pasado. Las autoridades han declarado la votación todo un éxito, aunque analizarán más detenidamente la seguridad, verificabilidad y accesibilidad del sistema y de los votos emitidos.
Votar bajo la protección de la tecnología blockchain está a la vuelta de la esquina
La buena noticia es que todo ha salido a pedir de boca y casi todos los votantes expresaron la facilidad y fiabilidad del procedimiento (ese era uno de los puntos de la consulta). La mala es que, de 240 registrados, sólo 72 “acudieron” a votar. Escasa participación, sin duda, pero se pudo comprobar que todo funcionó correctamente.
Con el tiempo, y si se certifica lo que parece a primera vista, es decir, que la tecnología blockchain ha respondido como se esperaba, este tipo de consultas serán cada vez más habituales. Es una cuestión delicada, pero si se demuestra que fiabilidad del sistema de votación electrónico basado en blockchain, el impacto en términos económicos sería muy reseñable.
Estaríamos ante una de las aplicaciones más importantes de la tecnología de las cadenas de bloques. Las facilidades que daría a las consultas ciudadanas no bastarían por sí solas para alcanzar un sistema democrático más participativo, pero la excusa de las dificultades logísticas, pero darían carpetazo a la excusa logística. Un futuro más abierto y una autogestión más sencilla, cada vez más cerca.