Si en Alastria, el consorcio español dedicado a fomentar la implementación de la tecnología blockchain en todos los ámbitos, querían dar la campanada, desde luego lo han conseguido con el nombramiento de Craig Wright como nuevo presidente de la asociación. Un hecho que ha generado un enorme revuelo antes de hacerse oficial. No es para menos.
Recordemos en primer lugar quién es Wright. Este hombre de negocios y tecnólogo australiano afirma ser la persona detrás de la identidad de Satoshi Nakamoto, padre de los protocolos criptográficos que dieron vida al bitcoin. Una afirmación todavía no probada y que ha vuelto a estar en boca de todos debido a este caso en un tribunal estadounidense que le daba la razón.
De ser así, Wright estaría en posesión de nada menos que 1.1 millones de bitcoins, por el valor de la mareante cifra de 54.000 millones de dólares (que nunca ha movido, aunque asegure poseer las claves necesarias). Pero su último movimiento es quizás más desconcertante todavía. ¿Cómo ha llegado a convertirse en el inminente nuevo presidente de Alastria?
Una maniobra con luces y sombras
No todo está claro en cuanto a cómo ha podido ocurrir tal cosa. “Soy el primer sorprendido”, ha declarado Miguel A. Domínguez Castellano, que ha cumplido apenas medio año antes de ser relegado en una fulgurante maniobra que, según indican algunas fuentes, parece haber sido orquestada por algunas de las “entidades financieras de primer nivel” asociadas a Alastria.
“Es un desastre para el sector blockchain español tener ahí a este personaje”, ha declarado un miembro del equipo de Domínguez que prefiere permanecer en el anonimato. Para otros es una manera pragmática de atraerse la atención de prensa, inversores y desarrollos de todo el planeta.
Por el momento, las primeras declaraciones (no oficiales) de Wright ya están generando ríos de tinta en la red: “Aplicaré parte de mi fortuna a generar una granja de minado de bitcoins que ocupará un 10 % de la superficie de Murcia”. Parece que le han explicado que la región (entre otras cosas) no reuniría las condiciones climáticas idóneas, a lo que replicó: “Me importa un pijo, cambiamos el clima, que hay perras” (traducción libre).
Gesto mediático, maniobra conspiranoica o golpe magistral, veremos a dónde vamos a parar. Lo que está claro es que la medida no ha dejado indiferente a nadie.
Cuesta creer todo esto, ¿verdad? Si te suena como algo verdaderamente increíble… Lógico, porque es una mentira como una casa. ¡Feliz día de los inocentes!
