Las enormes perspectivas de la blockchain en el periodismo

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Si a alguien no hace falta contarle lo que son los terremotos tecnológicos es al sector periodístico. En apenas unos diez o quince años han sufrido en su carnes (los periódicos más que los periodistas) el terremoto de internet y el terremoto de las redes sociales. En ambos casos han visto tambalearse y languidecer su modelo de negocio.

El tercer terremoto ya está aquí, y se llama cadena de bloques. Las expectativas son muchas, y para algunos son muy prometedoras. La cuestión es si las empresas mediáticas sabrán beneficiarse de esta nueva tecnología y si permitirán que sean simplemente los periodistas y creadores de contenido (principales beneficiarios naturales de este terremoto) quienes saquen el mayor provecho.

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En todo caso, ya hay numerosas aplicaciones de blockchain al negocio periodístico. Quioscos digitales como Publiq, plataformas de prensa tipo Steemit (donde el lector paga directamente al plumilla) o Civic, un lugar para valorar y valorizar la prensa más allá de la publicidad. Y, para lo audiovisual, SingularDTV. Entre otros.

Atribución, reputación y censura

En este artículo se señalan tres ámbitos de aplicación de las cadenas de bloques en el seno de los medios de comunicación:

  • Atribución. Tanto los derechos de autor como el pago por consumo quedan asegurados gracias a los smart contracts.
  • Reputación. La inmutabilidad de la contabilidad distribuida hace difícil, por no decir imposible, la creación y distribución maliciosa de fake news (se acabaría tirar la piedra y esconder la mano).
  • La nueva tecnología permitiría codificar contenidos y permitir su acceso sólo a los otros miembros de la red que estuvieran autorizados para ello.

Pero eso no es todo. La revolución iría mucho más allá al eliminar intermediarios (¿el fin real de las agencias de noticias tradicionales?) y evitar la necesidad de financiación (¡se acabaron los anuncios!), por no hablar de minimizar las presiones que sufre la prensa libre a partir de esos dos males necesarios del periodismo actual.

Si la idea básica hasta ahora es saber lo que pasa sin molestar a la mano que nos da de comer, el periodismo post-blockchain altera notablemente esa premisa. Porque nadie te dirá, consumidor, lo que es importante que sepas o no sepas; y nadie te dirá, periodista, lo que debes o no debes contar. A ti, magnate de los medios, sólo me queda desearte mala suerte.