Musicdibs.com, ¡registra tus derechos de autor con blockchain!

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Existen muchas alternativas para el consumidor de música: puedes comprarla en un formato físico (sí, aún existen CDs, vinilos, casetes…), puedes descargártela en plataformas de pago, o bien pirateando. Para el autor solo hay una: proteger sus derechos. Y Musicdibs.com lo hace viable de forma sencilla, funcional y segura.

Nuestros viejos conocidos de iCommunity Labs no dejan de lanzar propuestas innovadoras basadas en DLT, y esta plataforma de gestión de derechos de autor musicales da buena fe de ello. La idea es ayudar a los autores a proteger sus creaciones, según declaran los responsables de la organización. Saben bien que la blockchain ofrece las garantías tecnológicas requeridas en cuanto a seguridad, trazabilidad y encriptado.

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¿Cómo se registra y vende la obra artística en blockchain?

El procedimiento para asegurar la difusión controlada de productos tan poco tangibles como la música, o lo que es lo mismo, para evitar una copia indiscriminada y a costa del autor, es sencillo:

  • El autor verifica su identidad en la plataforma, si bien esta identidad será anónima en cualquiera de las futuras transacciones en las que participe.
  • El autor sube su trabajo a la plataforma, que se encripta de manera digital y se registra en una cadena de bloques, con su hash, su marca de tiempo y demás mecanismos de seguridad propios de la DLT.
  • El autor obtiene un documento digital de registro que permite identificarlo como propietario de los derechos de autor de la obra y podrá hacer valer en cualquier momento.
  • El autor puede emitir permisos, sólo en las condiciones que establezca, para comprar o modificar copias de su obra, que permanecerá inalterable.

¿Y la venta de copias? La plataforma habilita la creación de NFTs para monetizar la música de manera totalmente controlada por el autor de la misma (o su propietario legal). El token no fungible asegura que la transacción implica una copia (y solo una copia, original, en edición limitada e imposible de copiar) de su trabajo.

Esta no es ni mucho menos la primera iniciativa para intentar dar a los autores una herramienta para defender sus derechos en el campo digital. Pero eso no la hace menos necesaria. Y, según parece evolucionar el mundo, lo será cada vez más.