¿Ah, que no es lo mismo? Pues no, resulta que no, aunque es una confusión tan habitual (para mí el primero), tan fácil ver ambas palabras usadas como sinónimos, que sus diferencias tienden a difuminarse. Pero tranquilos, que para eso estamos aquí, para aclarar conceptos básicos sobre la tecnología blockchain y sus contornos.
Vamos a empezar por las definiciones. DLT son las siglas en inglés de Distributed Ledger Technology, algo así como “tecnología de libros de cuentas distribuidos”, o más sencillamente “contabilidad distribuida”. Blockchain… Bueno, esta os la sabéis, ¿no? Son las cadenas de bloques de toda la vida. Pero claro, los nombres nos dicen poca cosa…
Responde a la definición de DLT cualquier sistema en el que los registros o los datos son compartidos, accesibles y usados por todos los miembros de una red. Sí, eso es también una cadena de bloques… Pero la cadena de bloques es un sistema específico para llevar a la práctica una contabilidad distribuida. ¿Me he explicado? Profundicemos…
La blockchain es una forma de DLT
La cadena de bloques es, por lo tanto, sólo una de las muchas posibles formas de contabilidad distribuida. Fue, de hecho, la primera forma funcional de aplicar el concepto (sabemos la historia: Satoshi Nakamoto, 2009, Bitcoin…). Con el tiempo han aparecido no sólo otras cadenas de bloques, sino cadenas de bloques ligeramente diferentes aunque con una base tecnológica similar (Ethereum o NEM, por ejemplo).
¿Y qué otras formas de DLT existen? Pues Tangle, NANO, peaq, Hashgraph y otras que van apareciendo conforme el incansable ser humano encuentra otras formas de hacer lo mismo pero de otra manera (más o menos lo mismo, que si fuera exactamente lo mismo no haría falta… Ay, que me estoy complicando la vida…). El caso es que estos nuevos proyectos (y los que están por venir) ofrecen nuevas posibilidades para superar las limitaciones de las blockchain (sí, alguna tienen).
Resumiendo: como muy bien explican aquí, blockchain sería a DLT como “coche” a “vehículo”; hay muchos tipos de vehículos, aunque el coche sea el que más se ve y el primero que se nos viene a la cabeza. Los demás vehículos no son mejores o peores, funcionan distinto; ¿acaso es peor una bici de montaña que un coche? Pues cuando quieras bajar un monte entre los árboles, me lo cuentas…