E-krona, o la transición sueca a la criptomoneda

No es que las criptomonedas sean nuestro tema preferido en este blog, pero en algunos casos es más que interesante hablar de ellas. Es lo que pasa con la e-Krona, la futura criptomoneda oficial sueca, cuya llegada parece segura, aunque el plazo de implantación aún sea incierto. Vamos a conocer más detalles acerca de este salto tecnológico de primer orden.

No deja de ser curioso cuántas voces críticas se alzaron cuando Venezuela lanzó el Petro, y con cuánta mesura se valora la misma decisión (o casi) cuando es el ponderado gobierno y banco central suecos quienes se lanzan a ello. En fin, ideologías aparte (y asumiendo que los escenarios no podrían ser más diferentes), Suecia es el segundo país que se apunta a la creación de una Moneda Digital Centralizada (CDC en sus siglas inglesas).

ekrona suecia
El parlamento sueco

Aunque en principio se barajaba 2019 como el año del lanzamiento de la e-Krona, el presidente del Riksbank sueco, Stefan Ingves, ha templado los ánimos y ha cifrado en tres o cuatro años la implantación de la nueva criptodivisa. Esta, además, convivirá con el dinero en metálico; aparte de ser un salvavidas en caso de apagón eléctrico, “prohibirlo [el metálico] va contra la percepción pública de lo que es el dinero y para lo que sirven los bancos”, ha declarado.

La e-Krona se basará en IOTA y probablemente en valores

Suecia parece el lugar perfecto para esta evolución llamada con gran acierto “tercera generación monetaria”. Es uno de los países donde menos metálico se usa, fue de los primeros en generalizar el uso de billetes de banco y es un paraíso para los criptomineros. Pero no es el único: Estonia ya lo intentó, y Japón, Israel, Rusia y a la larga la Unión Europea está trabajando en ello, que diría el filósofo.

Cierto es que no será una criptomoneda como el Petro o las que estamos acostumbrados a ver. La base tecnológica de la criptodivisa sueca será IOTA. Escrita en Java, sobrepasa el concepto de “blockchain para todo” con el uso de Tangle, un sistema acíclico (llamado técnicamente DAG) que está dando mucho que hablar. Además, los suecos ponen el acento en la trazabilidad de las transacciones en detrimento de la privacidad; prefieren, muy a la sueca, sacrificar el anonimato y libertad en aras de un estricto control fiscal.