Genoma y blockchain; la cadena de la vida

genoma blockchain

Desde luego, hay paralelismos impresionantes. Tanto las blockchain como los genes son cadenas en un código cifrado con información en torno a transacciones (unas económicas, otras cromosómicas) de código más o menos abierto. Bueno, el genoma no es verificable por todos los miembros de una red, y sí que es mutable. Y menos mal, ¡si no apenas habría superhéroes!

Tontadas aparte, en el ámbito de la genómica se está desarrollando una batalla en la que la tecnología blockchain tiene mucho que decir. La idea procede de este excelente artículo de los amigos de Cointelegraph y se basa, entre otros, en este, este y este, todos estupendos. ¿Os lo resumo?

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Mira, un hard fork… ah, no.

El argumento básico sería el siguiente. Nuestra información genética tiene valor. No sólo para nosotros, sino también, y sobre todo, para la investigación en medicina y farmacopea. Para la producción de nuevos medicamentos basados en la genética y capaces de alterarla hace falta trabajar con muchos datos. La forma de obtener esos datos puede ser inmoral o ilegal.

Las cadenas de bloques como forma segura de traficar con nuestra información genética

Está claro que mucha gente quiere conocer su código genético personal. Sea por curiosidad malsana, necesidades de salud o cualquier otra causa, parece que más de cinco millones de personas han secuenciado su genoma. Empresas como Ancestry.com florecen y se multiplican. Y buena parte de la ganancia no procede de sus honorarios, sino de la venta de los datos obtenidos.

¿Que quién puede querer esos datos? Pues por ejemplo aseguradoras, o farmacéuticas como GlaxoSmithKline, que ya han comprado esos datos. Normal que las cuestiones relativas a la privacidad estén por encima de las éticas cuando se pregunta a la ciudadanía por qué no quiere secuenciar (vender) su genoma; de ahí que el desarrollo de ciertos medicamentos, que requerirían el uso de enormes masas de datos, esté en dique seco.

Blockchain podría ser un camino para gestionar esos datos genéticos de forma anónima y voluntaria. Una persona podría “vender” su información genética sin que pudiese saberse quién es; sólo a efectos estadísticos para un estudio farmacéutico, sin que tu seguro pueda subirte la prima porque observa una tendencia genética a la hipertensión. Por ejemplo.

El problema, de momento, es que el código genético de un humano viene pesando un giga y medio, demasiado para las cadenas de bloques hoy por hoy. Pero es técnicamente solucionable. El gran dilema es el mismo de siempre en estos tiempos: ¿qué pasa con nuestros datos? ¿Son nuestros o ya están regalados de antemano? ¿Cómo podemos progeternos?