Érase una vez un investigador llamado Leonardo Bautista que trabajaba en el Barcelona Supercomputing Center (BSC) de Barcelona. Como suele hacer esta gente, lo hacía con toda la dedicación, pero sobre seguro y en silencio. Mientras fuera arreciaban la tormenta de la primera burbuja blockchain, él y su equipo a lo suyo: a crear un crawler blockchain.
Inciso, paren la música épica un momento. ¿Sabemos todos lo que es un crawler? Es un pequeño programa informático que rastrea una red recogiendo datos. En internet los encontramos a cienes y cienes, que diría el filósofo. Pero en el ámbito de las cadenas de bloques es toda una novedad. Y no precisamente pequeña.
Que pongan la música otra vez. En 2021, con la red Ethereum 2.0 en ciernes, este crawler vio la luz. El pequeño rastreador fue llamado Kumo, “araña” en japonés. Era un buen nombre. Su tarea: recopilar informaciones sobre las cadenas de bloques para optimizar su funcionamiento y hacer del mundo un lugar mejor. Tachán.
Pequeño y discreto, pero con un impacto masivo
Ontochain, Barcelona Activa y la propia Ehtereum Foundation están apostando fuerte por el pequeño Kumo; cualquiera que sepa de la silenciosa pero imprescindible labor de los crawlers de toda la vida entenderá por qué. Kumo reunirá información sobre la ubicación geográfica de los nodos, comprobará la latencia de los clientes, averiguará las versiones de código empleadas e incluso podría detectar ciertos comportamientos maliciosos.
Este último punto es especialmente importante. Cierto, un análisis estadístico general permitirá encontrar puntos débiles y mejorar el sistema de manera global. Pero cuando se habla de ataques sybil o DoS, la cosa se pone seria, porque está en juego la estabilidad y credibilidad misma de toda la cadena de bloques. Con lo que eso implica en un horizonte próximo.
En un momento en el que la blockchain Eth2 está a punto (digo yo) de ver la luz, este programita viene como agua de mayo. Con un incremento del volumen de operaciones soportado y la velocidad de las mismas como puntos críticos, ser capaces de analizar pormenorizadamente y de manera eficiente la actividad dentro de la red vale su peso en oro.
Kumo funcionará como una aplicación de capa superior que recorrerá incansable la red de nodos comprobando su estado de salud, así como posibles deficiencias, intencionadas o no. Todo un puntal para uno de los desarrollos tecnológicos más importantes de la última década. Una ovación cerrada.