Blockchain vs fake news; el combate está servido

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Vivimos en medio de una realidad tamizada por pantallas, intermediarios e intereses varios, que a veces no nos dejan ver la realidad que subyace tras la apariencia. Dicho de otra forma, con frecuencia es difícil diferencias la verdad de la mentira. Las fake news son el mejor exponente de esa tergiversación de la verdad.

La DLT se perfila como la tecnología idónea para luchar contra esa generación malintencionada de noticias falsas o sesgadas. La fuerza de la blockchain para seguir la pista de cualquier intercambio, en este caso de información, reside en su distribución y comprobación en diferentes nodos interconectados. Esto hace difícil, por no decir imposible, difundir noticias cuyo origen es incierto y contrastar aquellas que generan confusión.

Un reciente informe de la consultora Gartner nos dice (lo hemos leído en Cointelegraph) que a la altura de 2023 se estima que un 30 % de las noticias mundiales pasaran por el tamiz de las cadenas de bloques. Así, la blockchain podría ser el arma definitiva para luchar contra la desinformación.

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La cara y la cruz de las tecnologías disruptivas

Lo irónico es que la tecnología blockchain se estará enfrentando a otro desarrollo tecnológico disruptivo, en esta caso la inteligencia artificial (IA) encarnada en las llamadas redes generativas antagónicas o RGAs. Dos caras de la misma moneda, en el fondo, y un perfecto ejemplo de que la tecnología es un arma de doble filo.

De una forma más concreta de uso de la blockchain contras las fake news nos hablaron ya en este encuentro producido en Madrid el pasado 17 de octubre. En él, Úrsula O’Kuinghttons y Juan Luis Cebrián reflexionaban acerca de este tema y se habló por extenso de Civil, una plataforma de gestión de la información que trabaja precisamente en este sentido, en colaboración con ConsenSys, Associated Press, WordPress, Google News, Knight Foundation y el Washington Post.

Cualquier modificación producida en los datos almacenados en la cadena de bloques de Civil quedaría inmediatamente registrada y resultaría imposible de “olvidar” o disimular. Podría así establecerse fácilmente la genealogía de cualquier información y rastrar su origen sin dificultad y con totales garantías de verificabilidad.

Los próximos tres años resultarán decisivos en esta dura batalla para ver quién se impone. Si lo hacen los mecanismos de verificación basados en blockchain, tendremos en las manos una poderosa herramienta para acorralar la propagación de noticias falsas. Si vencen las RGAs de la inteligencia artificial… ¿quién distinguirá la realidad de la ficción?