El arte tiene un valor indiscutible. Cultural, patrimonial, identitario, estético… Y económico, por supuesto. Y, puestos a tratar con bienes valiosos, ¿qué mejor que la tecnología blockchain para asegurarnos de que cualquier cambio o transacción es conocido, registrado y transparente? Eso mismo deben de haber pensado en el Ayuntamiento de Córdoba…
En efecto, el consistorio andaluz ha decidido certificar todo el patrimonio artístico municipal mediante tecnología blockchain. ¿El propósito? Es múltiple. Por un lado está la propia certificación segura y prácticamente imposible de vulnerar que ofrecen las cadenas de bloques. Por otro hay cuestiones de seguridad ante cualquier intento de sustracción o “cambiazo”. Además, es todo un gesto de transparencia de cara a la ciudadanía.
Así, abreviando, se trata de emitir certificados de autenticidad y propiedad, con la consiguiente etiqueta identificativa con seguridad integrada de la Real Fábrica de Moneda y Timbre que irá adherida a la pieza. En paralelo, se crea un registro en una cadena de bloques que certifica este hecho, y reúne todos datos e información relevantes sobre la obra (incluía una versión digital de la misma) sujetos a consulta pública.
Además, ¡con geolocalización!
Esto de certificar obras de arte y asegurar el mercado artístico con tecnología blockchain no es nuevo. Están, sin ir más lejos, el caso de Verisart o la iniciativa Saisho, entre muchas otras. Incluso el propio Ayuntamiento cordobés hizo un exitoso programa piloto en el Museo Romero de Torres. El valor añadido está sin duda en la localización constante de las obras mediante geolocalizadores y acelerómetros.
Esto reduce las posibilidades de robo o falsificación prácticamente a cero. Aun en el supuesto de que los cacos localizasen y neutralizasen la etiqueta, o se hicieran con el certificado físico y lo modificasen, siempre quedaría el registro digital que acreditaría la autenticidad y propiedad de la pieza. Y, en el improbable caso de que se produzca un robo, o incluso una pérdida durante los desplazamientos de las obras para su exhibición, restauración o por la razón que fuere, sería fácil localizarla.
El músculo tecnológico lo pone en este caso Pukkart, una empresa española especializada precisamente en este tipo de tareas. Su principal propósito es hacer más seguro el mercado del arte, un terreno donde el tráfico de falsificaciones y obras robadas está, tristemente, a la orden del día. Y que mueve millones.
Junto a otras funciones como la trazabilidad o la identidad, la certificación es uno de los puntos fuertes de la tecnología blockchain, en más ámbitos y maneras de los que seguramente puedas imaginar. Porque cuando la blockchain certifica, certifica de verdad.