El problema del cambio climático, sea lo que sea, es un nudo de esos gordos que no vamos a solucionar aquí y ahora; ni podríamos, aunque quisiéramos. Lo que parece evidente es que la preocupación por el futuro climático del planeta se aprecia ya a lo largo y ancho del espectro social; nadie se siente capaz de tirar la primera piedra…
Y, sin embargo, el ser humano es extremadamente ingenioso a la hora de buscar soluciones de compromiso; ahí están, como prueba, las políticas de compensación de emisiones de gases de efecto invernadero. Grosso modo, y a riesgo de simplificar demasiado, son ciertas cantidades de dinero empleadas en el mercado de derechos de emisión por empresas o gobiernos para compensar sus excesos ambientales.
Dichos dineros se invierten después en proyectos de mitigación del cambio climático, desde campañas de replantación de árboles a programas educativos para concienciar a la población mundial. El caso es que, puestos a compensar, nos gustaría saber qué, cómo y cuándo compensamos exactamente, ¿verdad? Aquí es cuando entra en juego la compañía española ClimateTrade.
Traficando con carbono por el bien del planeta
ClimateTrade (ya habíamos hablado de ellos hace cosa de un año en este blog, en su presentación) ofrece a sus clientes una plataforma de tipo marketplace, donde empresas, instituciones y particulares pueden:
- Compensar su huella ecológica comprando créditos.
- Participar en estrategias de compensación de forma grupal.
- Obtener beneficios
Además, las empresas pueden colaborar con ClimateTrade para organizar sus programas de responsabilidad social corporativa, y los más emprendedores pueden obtener financiación si su proyecto sostenible merece la pena.
La idea está floreciendo, y los socios de ClimateTrade aumentan sin cesar. Y son entidades de primer nivel. La reciente Cumbre del Clima de Madrid parece haber servido como catalizador; Meliá Hotels es uno de los que se ha apuntado al carro hace nada, y poco antes el acuerdo se producía con Correos España, y con Acciona como tercera pata del banco, nada menos. Con todo lo que esto significa, por ser una empresa pública.
La idea en sí misma, el hecho de utilizar tecnología blockchain para monetizar, trazar y certificar las compensaciones de carbono, está extendiéndose como la pólvora por todo el mundo. Sin salir de nuestro país, Bankia plantea una plataforma similar (con Aenor y Everis como compañeros de viaje) que aparecerá próximamente en nuestras pantallas. Y es que todo se compra, se vende…