Cuando oímos hablar de procesos operativos complicados es difícil que, si no estamos involucrados de una u otra manera en el meollo del asunto, podamos llevar a imaginarnos todo el tiempo, dinero y esfuerzo que implican cosas tan aparentemente simples como el repostaje de un avión. En este proceso específico hablamos nada menos que de dieciocho pasos.
Dieciocho pasos que implican comunicaciones, formularios, negociaciones, confirmaciones y ajustes entre muchas partes: tenemos la compañía aérea, el proveedor de combustible y la entidad financiera, pero también al personal del aeropuerto, a la tripulación de la aeronave y al responsable del transporte del combustible. Un jaleo bastante considerable.
Desde esta perspectiva es más fácil entender el impacto que puede tener en términos económicos y de eficiencia la puesta en marcha de una solución tecnológica como la plataforma Smart Fuel implementada por Gazpromneft-Aero, que reduce procedimientos largos y costosos hasta hacerlos prácticamente instantáneos y de coste reducido.
El fin de los prepagos, las garantías y los ajustes
Según nos cuentan en esta nota de prensa de la filial para repostaje aéreo de Gazprom, las pruebas se realizaron de septiembre a diciembre de 2020 en Murmansk, e implicaron más de un centenar de vuelos de Smartavia, una compañía rusa con 1,6 millones de pasajeros anuales. Como agentes financieros intervinieron VTB Bank y Raiffeisenbank.
El proceso es complejo debido principalmente a que es imposible prever el gasto por tanto las necesidades exactas de combustible para un vuelo determinado, lo que origina muchos quebraderos de cabeza administrativos. Ahora, todos los implicados tienen automáticamente los datos: el proceso pasa de durar cuatro o cinco días a quince segundos, y elimina la necesidad de prepagos, garantías y reajustes posteriores.
Resulta que no es la primera vez de Gazprom con estas cosas. Ya en 2018 el gigante ruso del gas y la compañía aérea S7 habían realizado una operación piloto de esta naturaleza: el repostaje de una aeronave empleando smart contracts. La novedad está en este caso el uso de Hyperledger Fabric como base tecnológica.
Conocíamos soluciones basadas en blockchain para compraventa entre particulares, para descentralizar las redes urbanas o la recarga de vehículos eléctricos, todas ellas relacionadas con la compraventa de energía. Este no deja de ser uno más de los casos de uso de la tecnología blockchain en este ámbito. Iremos viendo muchos más en un horizonte temporal bastante corto. ¿Apostamos?