Las tecnologías DLT y de contabilidad distribuida siguen, cómo no, en el ojo del huracán; para bien o para mal, todo el mundo habla de ellas. Y todo el mundo incluye, en este caso, a los que realmente importan en cuanto a toma de decisiones estratégicas se refiere: el Foro Económico Mundial, aka los verdaderos amos del mundo.
En la última reunión del Foro en Davos, entre el 22 y el 25 de enero de 2019, la tecnología blockchain fue uno de los temas principales y, por qué no decirlo, más controvertidos del evento. Múltiples intervenciones más o menos apasionadas giraron en torno a las cadenas de bloques. Y ya os anticipamos que hubo de todo…
Como resumen general, podemos señalar dos grandes líneas. En primer lugar, una neta distinción entre la tecnología blockchain en sí misma y los usos que se le dan en el ámbito de las criptomonedas. En segundo lugar, una valoración muy crítica de las perspectivas que ofrecen esas criptomonedas. He aquí un buen resumen por cortesía de los chicos de Cointelegraph.
Blockchain sí, criptomonedas… ya veremos
Los participantes valoraron positivamente, y con grandes dosis de realismo, la implementación de la tecnología blockchain en un futuro próximo y la importancia de la participación de los organismos públicos. Será un factor determinante en cualquier estrategia empresarial. Por otra parte, dejando de lado el hype, no deja de ser “una gran base de datos compartida y actualizada” (Jamie Dimon, CEO de JP Morgan Chase).
Las numerosas críticas no iban desencaminadas (al final va a ser verdad que esta gente sabe de lo que habla) y tenían por objetivo las criptomonedas, sus contradicciones en cuanto a principios (muchas no comparten los principios de transparencia, desconfianza y descentralización, hay una tokenización innecesaria) y a haber fomentado una burbuja especulativa. Su volatilidad y escasa aceptación en el mercado minorista, otra crítica bien fundada.
En resumen, las elites económicas mundiales ven con buenos ojos el desarrollo de la tecnología blockchain en numerosos sectores, pero no tanto la eclosión de las criptodivisas y la tokenización de activos indiscriminada. No se dejan llevar por el entusiasmo generalizado que señalaba blockchain como la panacea a todo mal, ni por los cantos de sirena de la economía descentralizada y desmonetizada. A buen entendedor… pues eso.