El objetivo, el confinamiento selectivo. La finalidad, una gestión más eficiente de los esfuerzos para evitar la propagación del Covid-19 en una guerra que parece que va para largo y en la que probablemente asistiremos a ocasionales rebrotes. La idea, un pasaporte sanitario digital. El medio, la tecnología blockchain.
En los últimos días se ha oído hablar de un proyecto y nos hemos encontrado con al menos dos esfuerzos serios por desarrollarlo. Se trataría del desarrollo de un sistema que permita ofrecer planes “personalizados” de confinamiento selectivo basados en la situación sanitaria de cada individuo (no infectado, infectado, infectado recuperado).
Cualquiera que esté familiarizado con la tecnología blockchain sabe que la identidad digital es uno de los campos de aplicación prioritarios de la DLT. La capacidad de la blockchain para almacenar registros de forma distribuida, verificable e inmutable es importante, pero más lo es todavía es que este almacenamiento pueda hacerse y comprobarse en un tiempo récord y con un coste realmente muy bajo.
Los datos (y qué harán con ellos) son el problema
Las dos iniciativas que convergen en la misma idea desde orígenes distintos:
- El bufete de abogacía y consultoría PwC fue uno de los primeros en reaccionar, en este caso fomentando entre sus trabajadores la realización de tests para elaborar “credenciales de salud” con código QR (en colaboración con Vottun).
- Prácticamente al mismo tiempo, la empresa catalana Blocktac (especializada en certificaciones blockchain) anunció su colaboración con la Asociación Catalana de Entidades de Salud (ACES) para hacer lo mismo en Cataluña.
El gran punto fuerte de estos proyectos, además de ser rápidos y baratos, es el anonimato total de los individuos, identificados de forma segura a través de encriptaciones. No obstante, en ambos casos se señala como principal obstáculo la dificultad para recopilar datos a través de pruebas de detección y estudios serológicos.
Sobre la cuestión de los datos como el gran quid de la cuestión se pronunciaron también los investigadores de la Universidad de Salamanca implicados en el desarrollo de una app de identidad digital basada en blockchain. En este caso (la aplicación está en fase de prueba de concepto y a la espera de financiación) el objetivo es más ambicioso: combinar DLT e IA para aplanar la curva de contagios.
Certificación digital en un contexto de pandemia y con la sombra de la gestión inmoral de datos personales siempre presente; ese es el apasionante escenario al que asistimos sin darnos mucha cuenta, tal vez, que vivimos momentos decisivos para las décadas que se avecinan.