Proyecto blockchain de recarga de vehículos eléctricos premiada por el Programa MOVES

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La gestión de la (micro)comercialización energética parece ser uno de los espacios favorecidos por la industria para aplicar desarrollos tecnológicos basados en la blockchain, muy especialmente la energía eléctrica, sea en la comercialización entre pares, sea en la carga de vehículos, sea en muchos otros aspectos.

Y es que las actuales posibilidades de generación, almacenamiento y distribución, unidas a los altos costes de la energía adquirida por las vías tradicionales, hacen que en este competitivo mercado se haya abierto una brecha por la que puede colarse la posibilidad de comprar (y vender) energía más barata que nunca.

Dicha posibilidad se plasma, entre otros espacios, en el desarrollo de vehículos eléctricos; la red de abastecimiento y recarga de baterías es primordial para su implantación exitosa, y al mismo tiempo uno de los grandes desafíos que enfrenta el concepto del vehículo autónomo eléctrico en un sentido amplio: si queremos coches eléctricos, hay que poder cargarlos fácil, rápido y barato.

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En ese punto donde se encuentran energía y movilidad se ubica MOVES, un programa del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico – Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) que acaba de vivir su primera edición. Se plantea como un estímulo económico para proyectos que favorezcan una movilidad sostenible.

Uno de esos 25 «proyectos singulares» que se reparten 15 millones de euros de ayudas es Place to Plug Nexus; en realidad, ha sido el proyecto mejor valorado de los 25. Localizado en Reus, ha recibido 60 000 € para facilitar su puesta en práctica, dirigida a crear un ecosistema para usuarios de vehículos eléctricos y proveedores de puntos de recarga.

¿Y qué tiene que ver la tecnología blockchain en todo esto? La interoperabilidad, siempre la interoperabilidad. A estas alturas existen diversas redes de suministro y puntos de recarga, plataformas de servicios y un sinnúmero de programas, tarjetas y aplicaciones, pero todos desconectados entre sí. Es engorroso y desincentiva el uso del vehículo eléctrico (y la industria asociada).

La solución puede ser un espacio que comunique todas esas cámaras estancas de manera sencilla y fluida para el usuario final. Ahí es donde entra la tecnología blockchain, habilitado pequeñas transacciones con una agilidad difícil de alcanzar de otra manera. Si lo difícil es poner a las distintas partes a «hablar» entre sí, parece que en Place to Plug lo han conseguido.