Con la que está cayendo a nivel energético no podemos dejar de sacar a la luz, nunca mejor dicho, cualquier iniciativa que nos permita hacernos más eficientes en ese sentido. Es el caso de Llum, una iniciativa valenciana para la gestión de energía de autoconsumo surgida de la aceleradora pública Col·Lab de Las Naves, gestionada por esa capital mediterránea.
Aquí tienes la noticia, que viene a explicar que se trata de una plataforma para que los pequeños productores autónomos de energías renovables puedan comercializar entre ellos sus excedentes energéticos. La DLT es la tecnología que sustenta las transacciones de esta plataforma con las facilidades equivalentes, dicen sus cerebros, a “hacer un bizum”.
No es ni mucho menos la primera vez que este modelo aparece en nuestros radares. Hay una larga lista de iniciativas similares previas. Un ejemplo reciente muy similar es el de SolarMente. Esto ya nos hace pensar, antes de meternos en harina, que no estamos ante una ocurrencia peregrina, sino ante un modelo con mucho potencial de futuro.
Colaboración, ahorro energético e impacto social
A grandes trazos, Llum propone una plataforma abierta en la nube en la que los propietarios de pequeñas instalaciones locales (de generadores de energía fotovoltaica normalmente) y otras comunidades energéticas que vuelquen su excedente a la red podrán “controlar” la gestión y la distribución de esa energía. Para ello ya cuenta con acuerdos con cooperativas y comercializadoras eléctricas.
A las evidentes ventajas ambientales y económicas de este tipo de comercialización Llum aportaría una facilidad de uso muy a tener en cuenta si queremos que el modelo se popularice de una vez por todas. De hecho, la gestión amigable aparece siempre resaltada: “tan sencillo como hacer una transferencia bancaria desde el móvil o un bizum”, dicen sus responsables.
En 2022 el objetivo es, además de seguir captando nuevos inversores, someter a prueba y luego lanzar distintas funcionalidades, entre ellas el pago de recargas de vehículos eléctricos, la asignación de electricidad a colectivos desfavorecidos o la automatización de la compraventa entre pequeños particulares.
La startup liderada por Juan Carlos Betancourt ha formado parte del programa Col·Lab de Las Naves de Valencia en su quinta edición (el enlace es por si te quieres apuntar), lo que da idea de la orientación claramente social del proyecto y de su potencial transformador en la dirección de las ciudades más sostenibles y amigables en las que todos (o casi) queremos vivir en un futuro próximo.