Es evidente que la tecnología blockchain es multifacética. En este blog, sin ir más lejos, hemos recogido y analizado decenas de casos de uso exitosos en los que las cadenas de bloques han optimizado procesos tecnológicos, operacionales, financieros y sociales de todo tipo. Hoy nos preguntamos si hay espacio para la DLT en la Fórmula 1.
No se nos ha ocurrido a nosotros, por supuesto. Hace ya casi un año, Omnitude (compañía proveedora de soluciones blockchain) anunciaba a bombo y platillo su acuerdo con la prestigiosa escudería Williams Martini Racing. Como reconocían en su manifiesto, no sabían muy bien que podrían aportar al universo de las carreras de élite. A día de hoy parece que todavía no está claro.
Sin embargo, las opciones son muchas. Y en Omnitude lo saben. Este prestigioso proveedor de middleware pretende dar soluciones que llamaríamos plug-and-play para introducir tecnología blockchain en todo tipo de procesos empresariales sin tener que alterar dramáticamente el funcionamiento habitual de las cosas. Utilizan los marcos Indy y Fabric de Hyperledger como punto de partida.
¿Objetivos próximos?
A pesar de no haber mostrado todavía al gran público resultados concretos, hay varios ámbitos en los que Omnitude puede ayudar a Williams implementando soluciones basadas en blockchain, como ellos mismos señalaban:
- Tareas administrativas (“papeleo”) en tiempo real entre departamentos.
- Registro de datos de performance.
- Reducción de costes de integración (acceso cruzado y facilitado a datos en entrenamientos, simulaciones, datasets…)
- Desarrollo eficiente de gestión interna (WMS, SCM, ERP), una de las especialidades de la casa.
Llama la atención que, teniendo tan claros los casos de uso de blockchain para Williams, no sepamos nada novedoso al respecto. Puede deberse a varias razones.
- Tal vez estén a punto de darnos una buena noticia.
- Quizás la relación se haya enfriado y las expectativas de ambas organizaciones no estuvieran en sintonía.
- O, por qué no, puede que ya se hayan implementado cambios, discretos pero eficaces, y ambas partes estén más que satisfechas con los pasos dados.
Como ya explicaban ambas partes en sus comunicados, y desde Omnitude hacían especial hincapié, buena parte de la tarea de empresas que trabajan con tecnologías disruptivas (como es el caso) consiste en imaginar lo que otros no han imaginado y en descubrir y explorar nuevas posibilidades de uso y aplicación. Una tarea agradecida cuando resulta, pero con un horizonte siempre incierto. ¿Lo habrán conseguido?