Con la llegada de 2021 ha llegado también el furor de la criptoinversión. En el caso más notable, que no podía dejar de ser el bitcoin, los valores son mareantes y han atraído la atención de propios y extraños, de grandes y pequeños inversores, de habituales y novicios. ¿Merece la pena invertir? ¿Cuáles son las perspectivas? ¿Estamos en la cresta de la ola?
La faceta más especulativa de la tecnología blockchain no es lo nuestro; en nuestro blog nos centramos en otras facetas de la DLT, tal vez menos vistosas, pero con un impacto profundamente indiscutible en la sociedad actual y la que está por llegar. Pero no podemos dejar de dedicar unas líneas a las polémicas advertencias de las autoridades financieras respecto a este furor.
De hecho, hace cosa de un mes nos hacíamos eco de las declaraciones que hacían al alimón el Banco de España y la CNMV, advirtiendo de los riesgos de la inversión en criptomoneda debido a la falta de regulación del sector. También de las muchas voces que se alzaron contra estas instituciones, catalogándolas de alarmistas. Ahora será el turno de hacer lo propio con las advertencias de la Fiscalía General de Nueva York.
Oportunismo y lagunas legales, los problemas
Estas advertencias (para los inversores y para los profesionales) giran en torno a tres ideas. La primera puede parecer una obviedad: la inversión en criptomoneda es una inversión de riesgo. El mero hecho de recordarlo indigna a los adalides del cryptotrading: ¿por qué no se advierte lo mismo de otras inversiones de riesgo? De hecho, se hace. Se llaman “advertencias de riesgo de inversión”.
Las otras dos no son tan formales neutras. La primera podría resumirse en el viejo dicho de “a río revuelto, ganancia de pescadores”. La nota de Laetitia James es clara: la atención de los medios y la escalada de los precios ha hecho crecer el número de malos agentes que usan las criptodivisas para actividades fraudulentas, estafas incluidas.
La tercera va en la línea de la advertencia de las autoridades españolas: falta regulación. La protección es limitada y las reglas de funcionamiento de algunas criptodivisas y marketplaces, escasas y venales. Viene muy al caso de lo ocurrido con Bitfinex y Tether.
Si bien es cierto que sería necesario ser más explícito acerca del problema de la regulación, es cierto que no es algo que dependa directamente de los potenciales inversores en criptomoneda. Pero sí que es algo que puede afectarles muy directamente. Pero que mucho.