A la madurez de la tecnología blockchain, cuya implantación en muchos ámbitos económicos podría darse por implementada, le falta un ingrediente: un marco regulatorio plenamente desarrollado y funcional. Es un tema muy presente en los foros de discusión especializados y que nosotros hemos tratado en alguna que otra ocasión (en relación con el mapa internacional y las CBDC).
Las cuestiones de identidad digital soberana, propiedad intelectual y protección de datos personales figuran entre las más controvertidas y que mayor amparo legal precisan para que las iniciativas desarrolladas tengan un mínimo de consistencia a medio y largo plazo. Eso, por no hablar del tumultuoso ámbito de la criptoinversión, donde la necesidad de regulación es perentoria y su ausencia, un verdadero peligro.
Era cuestión de tiempo que los más atentos dentro del mundillo detectaran la necesidad y ofrecieran una solución; así lo plantea Luis Gonsálbez, de Metricson, uno de los promotores de ATH21, la consultoría jurídica especializada en crypto y blockchain que acaba de ver la luz. No hace falta ser un gurú del panorama blockchain para predecir que clientes no les van a faltar.
Una doble base, técnica y legal
La cabeza pensante detrás de ATH21 es Cristina Carrascosa, una habitual del panorama blockchain nacional (e internacional; la recordaréis de diferentes bufetes de primer nivel, el Observatorio Blockchain de la UE o la IE Law School). Pocas personas mejor posicionadas para entender la necesidad de solidez jurídica de la que adolecen muchos avances basados en blockchain.
En efecto, los servicios jurídicos adecuados para este nuevo horizonte requieren que los especialistas cuenten con una sólida base tanto en los aspectos legales como técnicos relacionados con la tecnología blockchain y la criptoinversión. Es importante estar al corriente tanto de las novedades en las diferentes jurisdicciones como de los avances tecnológicos en la DLT.
Entre las cuestiones de las que se ocupa ATH21 pueden mencionarse el asesoramiento fiscal, el compliance normativo, las operaciones de inversión, las cuestiones de gobernanza empresarial, la tokenización de bienes y activos y un largo etcétera de aspectos que suelen pasar desapercibidos a los legos en la materia (con repercusiones a menudo definitivas).
La cara legal de la tecnología blockchain debe ser un apoyo, y no una dificultad añadida, a la hora de desarrollar ideas y poner en marcha proyectos. Contar con asesoramiento jurídico cualificado marcará la diferencia en los próximos años, en los que asistiremos al asentamiento definitivo de la blockchain en numerosos modelos de negocio y facetas de nuestra vida cotidiana.