Hoy día de Reyes queremos abrir nuestro blog en 2022 con un tema que seguramente dará mucho que hablar en los corrillos blockchain del ancho mundo a lo largo de los próximos 365 días y más allá: el asentamiento de la tecnología blockchain a través de los NFT en la industria del videojuego. Parece seguro, pero ojo, que hay quien se resiste…
Ya decíamos hace poco más de un mes que esta es una de las tendencias más claras y fuertes de 2022 para las cadenas de bloques, y que ya hay claros y contundentes precedentes que apuntan en esa dirección; para muestra, el botón de Decentraland. Ahora son los grandes estudios los que parecen decididos a subirse al carro: Ubisoft, EA, Sega y ahora Square Enix.
Que lo “espera”, dice Yosuke Matsuda, presidente de la casa. Cuando uno de estos tipos dice que espera algo, es que está al caer. No obstante, aún hay muchas incertidumbres. En cuanto al qué y al cómo, pero también en cuanto a si se generalizará de verdad el uso de TFN en los videojuegos para en gran público.
El qué, el cómo… y el si
Vamos a dar por hecho que sabemos lo que es un NFT. Y, aunque estamos con Buterin en que bien podría ser otra cosa, hoy por hoy es lo que es… Si bien los usos que se le pueden dar son muy diversos, y eso trasluce en los metaversos lúdicos. Así, al uso “jugar para contribuir” por encima de “jugar para divertirse” que resalta Matsuda como salto cualitativo habría que añadir la ya confirmada de “jugar para ganar”.
Ahí tenemos el cómo, es decir, de qué manera los NFT entraran en juego (y perdón por el juego de palabras facilón): tenemos el modelo Yosuke Matsuda, en el que los jugadores generan contenidos que tokenizan y ponen a disposición de la comunidad; el modelo Joaquín Prat (aclaración para lectores millennials) o “todo por la pasta”; y el modelo Andrés Montes o “¡jugón!”.
Pero agárrense a sus asientos, que la cosa no acaba ahí. Otras fuerzas vivas del mundillo directamente no tragan, y ven con escepticismo la implantación de los NFT en el mundo videojueguil. La principal razón (y no les falta) que esgrimen desde Xbox, Steam o los talleres de S.T.A.L.K.E.R. 2 es la enorme huella de carbono que dejan estas cosas.
De todas formas, no tiréis todavía vuestros viejos juegos de PC y consola por el retrete. Primero, porque se atasca y a los peces no les gustan. Segundo, porque puede que esto todavía vaya para largo, si llega a ver la luz. Tal vez para los Reyes de 2023…